martes, 28 de abril de 2009

La influenza ha consumido en todo sentido al D.F.

La influenza no solo es una enfermedad física sino también una enfermedad social, que afecta a nivel personal y de masas, esparciendo un miedo que nos quita la poca tranquilidad que tenemos a todos aquellos que vivimos en el Distrito Federal.

Personalmente puede vivir la experiencia de entrar a la ciudad después de que se dio el aviso en las noticias de que se suspenderían las clases hasta el seis de mayo, así como la situación del virus en la ciudad. Todo esto viviéndolo y escuchándolo fuera de la ciudad y únicamente por radio, mis compañeros y yo no sabíamos como estaba la gente como se sentía la vibra en la ciudad, ni teníamos idea de la seriedad solo sabíamos lo que las noticias decían y lo que nuestros padres, hermanos o conocidos nos decían, tomando en cuenta que la situación fue empeorando cada vez más, por lo tanto aunque tuviéramos conocimiento total de las cosas no lo habíamos vivido personalmente y no sabíamos que esperar al llegar a la ciudad. Lo más cercano que teníamos como noción del problema era el cómo se estaba viviendo en Valle de Bravo y era algo realmente extraño, imaginándonos que en la ciudad estaría el doble de fuerte el problema.

Finalmente llegamos al momento que todos estábamos esperando, la entrada a la ciudad, sabíamos que sería algo raro pero no teníamos la remota idea de la vibra que sentimos en el momento de llegar, que a esto se sumo momentos antes de entrar el temblor de seis puntos en la escala de Reichter en la ciudad, esto nos puso a todos muy nerviosos y desesperados por saber como se encontraban todos nuestros familiares, justo en ese momento de hablar y confirmar la situación de todos fue cuando llegamos a la caseta de la ciudad, en donde antes de pagar nos dieron tapabocas para todos los que viniésemos en el coche, eso realmente nos impacto porque debido a que no habíamos visto ninguna imagen de la situación y hoy en día es algo básico el ver que te daban los tapabocas nos hizo ver la seriedad y gravedad del problema, más cuando entramos a la ciudad y vimos que todas las personas tenían tapada la boca. No hay forma de exacta de explicar la sensación que sentí, fue como un dolor en el pecho y fue algo general, pues todos los que iban en el mismo coche conmigo lo sintieron. La vibra era muy fuerte y muy negativa, de preocupación, de miedo, de terror, algo que nos congelo y nos consumió, un malestar que se ha propagado por toda la ciudad y se une a la larga lista de temores que ya hay en nuestra gran ciudad.

1 comentario:

  1. Diego, compartí tu mismo recorrido el domingo y personalmente también me impactó el uso de guantes por personal de la caseta.

    ¿Qué saben de los guantes? ¿Debemos usarlo? ¿Se queda el virus encapsulado en los objetos? Insisto.... ¿qué pasa con el dinero? ¿Tendrá el Banco de México también hacer un cambio de papel moneda como medida preventiva?

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